Mylopotamos

Mylopotamos

Un pueblo, un mundo! Quizá se pudiera escribir un libro entero sobre Milopótamos. Fue fundado durante la dominación veneciana y constituyó el tercer polo urbanístico de la isla junto con Paleójora de Agios Dimitrios y la nueva Capital en el sur. Centro del pueblo era la actual Kato Jora, la cual se conserva justo como era antes. En la entrada de Kato Jora destaca imponente el León de San Marcos, símbolo de la Serenísima República de Venecia. En este pueblo el punto de encuentro es la plaza central desde donde parten todos los destinos, esas rutas mágicas que les encantarán. En la plaza con los enormes plataneros y el kafeneio típico, destaca la iglesia de Agios Sostis. Abajo hay fuentes con estanques, en los cuales se lavaba antes la ropa. El lugar está formado de tal modo que se forma una laguna pequeña donde viven bastantes patos. Un paseo por las callecitas del pueblo les conducirá a Fónica, un barranco con el homónimo catarata. Si siguen más hacia abajo encontrarán los molinos de agua y más cataratas. Hay 23 molinos a lo largo del barranco que conduce a Kalami, una difícil de acceder pero majestuosa playa que se ofrece para pasar la noche. Kato Jora, la población veneciana que mencionamos más arriba, se halla al final del pueblo. Está construida en el borde de una roca y está llena de iglesias bizantinas. La arquitectura de las casas es fenomenal. Milopótamos ha sido declarado patrimonio cultural en su conjunto, pues verán que actualmente todas las casas se reforman respetando la tradición. El pueblo va embelleciendo más y más. Desde aquí empieza el camino hacia la cueva de Agía Sofía, un lugar de visitar extraordinario, que se halla en las costas abruptas occidentales y que les encantará. La vista desde allí es maravillosa y recuerda mucho la de Santorini. Por el mismo camino se puede llegar a la playa de Limnionas, una cala pequeña que es puerto al cubierto de viento que ofrece un amarre seguro a embarcaciones pequeñas. En el pueblo de las leyendas y las tradiciones,….les informarán los nativos…; merece la pena dedicarle un día entero, comer en sus restaurantes, beber tsípuro, y no perder para nada la puesta del sol en Kato Jora. Pregunten también por el pequeño monasterio de Panagía Orfaní y la iglesia bizantina de Agios Petros en la población de Arey.
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